I have a dream

`I have a dream´. Así tituló Martin Luther King su discurso en Washington en 1963. Eran tiempos en Estados Unidos en los que aún el racismo contra las personas de raza negra era algo normal, habitual y cotidiano. Han pasado más de 60 años y hay que seguir soñando ya que, por desgracia, seguimos viviendo momentos muy convulsos y canallas en el mundo

COMPARTIR

Así tituló Martin Luther King su discurso en Washington en 1963.

Eran tiempos en Estados Unidos en los que aún el racismo contra las personas de raza negra era algo normal, habitual y cotidiano.

Han pasado más de 60 años y hay que seguir soñando ya que, por desgracia, seguimos viviendo momentos muy convulsos y canallas en el mundo. La ultraderecha, el fascismo, la homofobia… haciéndose fuertes en todo el Planeta, especialmente en Estados Unidos y por supuesto que también en Europa. Meloni en Italia, Orban en Hungría, Bart de Wever en Bélgica o Pellegrini en Eslovaquia son tan sólo algunos ejemplos. La Rusia de Vladimir Putin sigue con su campaña en Ucrania y en el próximo mes de febrero hará ya cuatro años de aquella invasión. Pero también Yemen, Siria, El Congo, Sudán, etc, etc, etc…

Mención aparte, por la dimensión, el alcance y lo vergonzoso de la reacción de la mayoría de los grandes gobiernos del Mundo es lo que viene ocurriendo desde el 7 de octubre de 2023 en Gaza: 66.000 muertos, 1.600 de ellos, sanitarios, más de 250 periodistas, 18.000 niños. 

Las movilizaciones se suceden justificada y pacíficamente por todo el Mundo, también en España. Esas protestas han alcanzado al mundo del deporte y del ciclismo, más concretamente a esta Vuelta a España que acaba de concluir, en contra de la participación del equipo Israel Premier Tech.

Yo tuve un sueño: vi rodar al pelotón ciclista sobreviviente tras esas 21 etapas por un Paseo de la Castellana repleto de miles de banderas y de pañuelos palestinos. Vi a Vingegaard en lo más alto del podio mientras el público, llegado de toda España, entonaba cánticos a favor del pueblo de Palestina y contra el genocidio. Lamentablemente fue sólo un sueño.

No me resisto a seguir soñando.