Cada vez que alguien me pide que le recomiende una carrera para organizarse un viaje bonito y unas vacaciones en un lugar especial, no tengo dudas, entre las más recomendadas, a la cabeza, está la maratón del Meridiano en El Hierro, y es que ni la isla, ni la organización de esta ya veterana carrera canaria, defraudan nunca los que se acercan por primera vez y que repetirán sin duda alguna.
Este año la prueba volvió a estar a la altura y el alzamiento del telón durante la tarde del jueves con su kilómetro vertical, la bella subida de Jinama, ya auguraba lo que iba a ser la tónica general de todo el fin de semana, las altas temperaturas y no sólo por el calor del pueblo herreño sino por la ola de calor que vaticinaban todos los especialista y que se cumplió, vaya si se cumplió. A pesar de que los termómetros rozaba los 30º a la hora de la salida en las inmediaciones del campanario de La Candelaria, un noruego recién llegado del frío nórdico pulverizó el récord.
Sería algo sorprendente para todos sino fuera porque ese noruego se llama Stian Argenmund-Vik y es uno de los mayores especialistas del mundo en carreras verticales. Si alguien pensaba que el clima iba a jugar en contra del corredor internacional de Salomon en esta edición, poco más de media hora le sobró a Stian para dejar claro que cuando uno es bueno de verdad, no hay excusas que valgan… ni distancia que se le resista como así demostró también con su victoria, tercera consecutiva, en la maratón.
El sábado a las 9 de mañana, la calle Tigaday en Frontera, volvía a ser el hervidero de cada año, para despedir a los corredores de la prueba larga, de la maratón de 42 kilómetros que se aprestaban para recorrer algunos de los parajes más bellos de la isla y que tal y como algunos participantes relatan: dan ganas de quedarse aquí a vivir… Mencáfete, Hoya del Pino, Sabinosa, La Dehesa, Malpaso, Dos Hermanos o el Sendero vertiginoso del descenso final de San Salvador. Inolvidables.
El resto de pruebas, la de 27, 18 o 9 kilómetros, aquí hay para todos los gustos y condiciones, van uniéndose al recorrido desde diferentes puntos del trazado para terminar en la gran fiesta final de la meta de Tigaday.
Van terminando las carreras, más de 1000 almas cumpliendo sus sueños y los protagonistas no son ni Stian (un herreño más), ni los diferentes ganadores y ganadoras de todas las carreras y distancias, sino un pueblo, el de Frontera y por extensión el de toda la isla de El Hierro que se vuelca cada año para colarse en el corazón de todos los que se acercan cada año hasta aquí y del que ya no saldrán nunca.