Llevaba tiempo queriendo escribir algo sobre este tema y me he puesto ahora como podría haberlo hecho hace ya muchos meses o incluso hacerlo muchos números después. No hay ninguna relación causa-efecto desencadenante específica de actualidad que me haya conducido a poner en negro sobre blanco esta dicotomía entre buenos y malos. España, al menos
yo lo pienso así, es un país de contrastes y de polos, de azules y rojos, de madridistas y de culés, de colacaos y de nesquís, de nocillas y de nutelas, de tortilla con cebolla o sin cebolla… Esto se contagia por doquier y como no podía ser de otra manera, ya que no se ha inventado aún la vacuna frente a este mal endémico, le ha tocado el turno al mundo del trail o de las carreras de/por montaña.
Muchas veces he escuchado a corredores de montaña y a aficionados a este deporte, hablar del ambiente que se vive en el trail, del compañerismo, del “buen rollo”, de la ayuda y colaboración que hay entre todos, de los abrazos en la línea de meta entre personas que quizá acaban de conocerse… Algo que es muy cierto y que vivimos cada día y en cada carrera.
Pero también se escucha muy a menudo, debe ser por eso de la bipolaridad de nuestra sociedad en general, que en el atletismo (o running) la cosa es muy diferente, que ahí todos van con el cuchillo entre los dientes, que todos van buscando su marca, que nadie mira por el otro, que lo que importa es el resultado… Escuchando esto poco menos parecería que una carrera popular es algo así como una batalla de Juego de Tronos en la que si te caes te pasan por encima sin mirar. Por suerte, sigo teniendo la oportunidad de vez en cuando de frecuentar alguna carrera de asfalto y quizá sea yo, no sé, pero tampoco veo tanta diferencia a una competición de trail en cuanto al comportamiento de los corredores o del público. He visto a muchos desconocidos cruzar la meta abrazados, bañados en lágrimas de emoción, hacerlo con sus hijos o parejas de la mano, he visto compartir agua en los avituallamientos, he visto ayudarse cuando vienen mal dadas y el viento no sopla a favor, he visto incluso a atletas de élite cederse el paso al cruzar el arco pensando que el otro es quien se merece más la victoria…
¿Qué necesidad hay de crear enfrentamientos también en nuestro deporte? ¡como si no estuviéramos ya rodeados!
José Antonio de Pablo «Depa»
