TrailRun Nº57

TrailRun Nº57

DICIEMBRE 2023

IN ITINERIS

Creo que no es la primera vez y confío en que no sea la última que me sorprende la inspiración entre cabezada y cabezada en un trayecto de avión más o menos largo, en este caso no mucho, teniendo en cuenta que estoy yendo de un continente a otro. Origen: América del Norte. México. CDMX, aeropuerto Benito Juárez, T2. Destino: Centroamérica. Ciudad de Panamá, aeropuerto Tocumen. T2. Vengo de pasar dos semanas en el país de los mariachis, de los tacos, del tequila, donde hasta los desayunos pican y donde tengo grandes amigos; voy a pasar diez días en un
país nuevo, en el que nunca he estado pero que desde el aire y según me voy acercando, tiene una pinta realmente espectacular.

En la fila de asientos que está justo detrás de mi conversan en un tono un poco más elevado -aunque cordial- del que personalmente hubiera deseado, algo que por otra parte facilita una  escucha no forzada ni demasiado descarada, una mexicana, un ecuatoriano y un tico (pura vida, mae); a mi lado, leyendo “La conjura de los necios”, de J.K. Toole, un chaval joven con pasaporte local al que parece, a tenor de su postura en el momento del despegue y cuando la tripulación anuncia que entramos en un área de turbulencias, que volar no le entusiasme.

La última parada de mi periplo latinoamericano, justo cuando estéis leyendo esto, me habrá dejado en Argentina, concretamente en la región de la Patagonia, en Bariloche, disfrutando un año más de la gran fiesta que es El Cruce Saucony. Tan alejado ando del mundanal ruido que genera la Madre Patria que aún me sorprende y entristece la que se ha montado en esta “querida España, esta España mía, esta España NUESTRA”. Miro a mi alrededor, no es necesario siquiera salir de la cabina del avión y me viene la reflexión fácil de lo bonito que es relacionarse con
las personas independientemente de la nacionalidad y de lo que diga el pasaporte, si me apuráis ni siquiera la lengua es algo definitivo cuando la intención es dialogante y buena. Quizá ahí esté la clave, en el diálogo y las buenas intenciones y quizá eso mismo es lo que nos falla, estar manipulados o en manos de personas con malas intenciones y sin ganas de entenderse, que se benefician cuando el río baja revuelto y cuando el respetable anda camino, por actitudes y manifestaciones, de dejar de serlo. El ecuatoriano, la mexicana, el tico, el joven panameño y yo mismo estamos felices de viajar “juntos” libremente, de charlar, de entendernos, aprendiendo los unos de los otros, en nuestras diferencias y en nuestras cercanías; lo mismo que yo lo estoy de vivir en un país diverso y rico cultural e históricamente, con una democracia que sigue consolidándose y que apenas ha cumplido ni 50 años. Seguro que los catalanes, los vascos, los madrileños, los gallegos, los castellanos, los andaluces, los canarios, etc. Todos. Tenemos nuestras cosillas, nuestras particularidades pero a mí me encanta mi país, me encanta nuestra diversidad, me gusta esta España, todas las Españas me gustan y ¡Qué vivan!

José Antonio de Pablo «Depa»