No es que crea que las carreras de montaña con sus organizadores a la cabeza y con todos los aficionados a las mismas vayan a ser el bálsamo de fierabrás que obrará el milagro de evitar la despoblación en nuestra España interior, salvo en muy contadas excepciones, me consta que no va a ser así. Pero lo que a nadie se le escapa es que merced a las carreras en el medio natural y rural, se han conseguido recuperar caminos y sendas prácticamente perdidas, se han vuelto a abrir veredas que tiempo atrás sirvieron como arterias de comercio y socialización entre diferentes comunidades y que la llegada del asfalto y de las carreteras dejaron en desuso. Eso es una gran labor de recuperación del patrimonio. Y patrimonio también es la recuperación, el mantenimiento y el dar a conocer algunos oficios y actividades calificadas como artesanales, llevadas a cabo por hombres y mujeres de su tierra, con un apego a las costumbres que en algunos casos han sido transmitidos de generación en generación.
En mi último viaje a la zona de Ezcaray para conocer las rutas de la carrera Ultra Picos de la Demanda, tuve el placer de compartir tiempo y pegar la hebra un rato con Matías, un apicultor que nos llevó a su colmenar para contarnos algunas curiosidades de su trabajo y con Bernardo, que como su padre, lleva años tallando la madera y haciendo arte con sus propias manos.
Ultra Picos de la Demanda se celebrará los días 17 y 18 de septiembre y las inscripciones siguen abiertas.