Vamos con la crónica del día, de la tercera etapa, en directo desde el campamento de meta situado a 1.983m de altura en el pueblo de Kharikola. El vencedor del día ha sido Miguel Heras (4h42´) que en los últimos 4 kilómetros de los 28 totales de la etapa le ha tomado una ventaja de 11’26 a su rival directo, Suman Rai. Dicha ventaja le sirve a Miguel para afianzarse en la primera posición de la clasificación general aunque bien es cierto que aún restan las jornadas más exigentes. El tercer puesto, suyo por méritos propios, es para Jordi Gamito.
En la clasificación femenina la vencedora ha vuelto a ser la joven nepalí Phurwa Sherpa con un tiempo de 6h15’, segunda ha sido Esther Alves y tercera, la argentina, Chila Pérez. En la general manda, con más diferencia aún, la corredora local.
Hasta aquí, la crónica deportiva de lo acontecido hoy, una crónica muy canónica, si me permitís. Vamos ahora a abrirnos un poco más a lo diferente que aporta una aventura como es, sobre todo, esta Everest Trail Race by The Elements, desde el punto de vista más personal.
Hemos oído infinidad de veces aquello de que una imagen vale más que mil palabras y así es en muchos casos. Nos acompañan día a día dos “imagineros” de caché que se encargan de poner en imágenes las vivencias antes, durante y después de cada etapa. Son David Sánchez Haro e Ian Corless. Mi móvil lleva tres días apagado en la mochila durante todo el recorrido, y la verdad es que no me llama la atención pararme y tratar de inmortalizar lo que voy viendo y los lugares que vamos recorriendo a golpe de click de iphone. Eso no quiere decir que no vaya llenando mi disco duro personal interno de imágenes, el obturador de mi mirada va capturando instantes, estampas, momentos, rostros, respiraciones, olores, etc…
En mi época de chaval solamente había dos canales de televisión, la VHF y la UHF, la primera y la segunda. No reniego, ni mucho menos de aquellos momentos frente a la “caja tonta”, Barrio Sésamo, Sesión de tarde, Marco y Amedio, Naranjito y sus amigos, Orzowei, Falcon Crest, Raices y, por supuesto, La Bola de Cristal. Pero me quedo con mis días, interminables en verano, de biblioteca municipal, de tebeos de Asterix, Tintin, la colección de aventuras de Bruguera, de Agatha Cristie o Los Cinco.
Es por esto que quizá sigo valorando más la palabra, la letra escrita, el negro sobre blanco. A cada imagen de las que llevo guardando estos días en mis entendederas, le acompaña un pie de foto virtual con el que recordaré con mis amigos y mi familia, aquel momento en el que me crucé, por ejemplo, después de un pueblo de nombre impronunciable con una señora mayor cargada hasta arriba con una cesta de leña mientras yo me podría ir quejando del lastre de mi mochila técnica y ligera; o cuando pasamos por un monasterio de monjas budistas que no paraban de animar y saludar absolutamente respetuosas, situado en un lugar de esos de anuncio en los que te invita a perderte huyendo de la tecnología, paradójicamente, una empresa cuyo principal negocio es el de la telefonía móvil; o ese momento de soledad en aquel bosque primario a casi 4.000 metros en el que entre la tupida vegetación, se definía la silueta de uno de esos colosos blancos inmaculados, entre los más altos del planeta. Y a los míos no les importará, quizá hasta me lo agradecerán, que no les aburra pasando fotos (movidas) en la pantalla del aparatito dichoso o viendo vídeos selfies contando mis boludeces.
De todas maneras, tranquilos y tranquilas toda mi gente que llevo conmigo un arsenal de fotos y de vídeos de calidad de la buena, hechos por el equipo de profesionales que nos acompañan cada día, así que habrá para todos los gustos. Nos vemos a la vuelta.
Namasté!
Crédito foto: ©Ian Corless
P.D.: Se agradecen muchísimo los mensajes que me vais haciendo llegar a través del correo de la organización. Nos los entregan durante la cena y la verdad es que me hace mucha ilusión.
Consulta las clasificaciones de la Etapa 3 AQUÍ y en este otro enlace podéis escribirme mensajes que la organización me hará llegar: MENSAJES A DEPA
